Las enfermedades venéreas, también conocidas como infecciones de transmisión sexual (ITS), son padecimientos causados por bacterias, virus, hongos o parásitos que se transmiten principalmente por contacto sexual sin protección. Aunque muchas de ellas pueden tratarse y curarse, otras pueden volverse crónicas si no se detectan a tiempo, afectando la salud sexual, reproductiva y general de las personas.
¿Qué significa enfermedad venérea?
El término “enfermedad venérea” proviene de Venus, la diosa romana del amor, y se usa para describir aquellas infecciones que se transmiten por vía sexual. Actualmente, el término más aceptado por la comunidad médica es infección de transmisión sexual (ITS), ya que algunas personas pueden portar el agente infeccioso sin presentar síntomas visibles, pero aun así pueden contagiar a otras.
Estas enfermedades pueden afectar los genitales, la boca, el ano y, en casos avanzados, otros órganos del cuerpo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se registran más de un millón de nuevos casos de ITS cada día en el mundo.
Sin embargo, en el ámbito médico moderno, se utiliza la siguiente terminología:
- Infección de Transmisión Sexual (ITS): Este es el término más preciso. Se refiere a la presencia del agente patógeno (bacteria, virus, parásito) en el cuerpo, incluso si la persona no presenta síntomas visibles. Gran parte de las ITS son asintomáticas.
- Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS): Se utiliza cuando la infección ya ha provocado síntomas visibles o ha causado daño al organismo, es decir, cuando la ITS se ha convertido en una enfermedad manifiesta.
En la práctica, ambos términos (ITS y ETS) son usados para hablar de la misma realidad biológica: patógenos que se propagan principalmente por contacto sexual.
¿Cómo detectar una enfermedad venérea?
La detección de una enfermedad venérea depende del tipo de infección y del estado del sistema inmunológico de cada persona. Algunas señales comunes pueden incluir:
- Flujo vaginal o secreción uretral inusual.
- Ardor o dolor al orinar.
- Lesiones, verrugas, llagas o ampollas en los genitales.
- Picazón o irritación genital.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
Sin embargo, muchas ITS son asintomáticas, por lo que se recomienda realizarse chequeos médicos periódicos, especialmente si se tienen múltiples parejas sexuales o se ha tenido relaciones sin protección. Las pruebas de laboratorio son la forma más confiable de detectar enfermedades venéreas como el VIH, clamidia, gonorrea o sífilis.
Detección Médica (Pruebas)
- Análisis de Sangre: Usado para detectar el VIH, la sífilis y, a veces, la hepatitis B y C.
- Análisis de Orina: Ideal para detectar bacterias como la Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae (clamidia y gonorrea).
- Frotis o Cultivo: Se toma una muestra del flujo o las secreciones genitales, o de la garganta/recto, para identificar el patógeno.
- Prueba de Papanicolaou y VPH: Fundamental para la detección de las lesiones causadas por el VPH en el cuello uterino.
Tipos de enfermedades venéreas
Las ITS/ETS se clasifican según el agente patógeno que las provoca:
1. Causadas por Bacterias (Curables)
- Clamidia: Comúnmente asintomática, pero puede causar secreción y dolor al orinar. Si no se trata, puede provocar infertilidad.
- Gonorrea: Conocida como “blenorragia”. Puede causar flujo espeso y dolor. Es tratable con antibióticos.
- Sífilis: Se presenta en etapas (chancro primario, erupción secundaria). Sin tratamiento, puede dañar el sistema nervioso y el corazón.
2. Causadas por Virus (Incurables, pero Controlables)
- VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana): Causa el SIDA. Afecta el sistema inmunitario. Es incurable, pero controlable con tratamiento antirretroviral (TAR).
- Herpes Genital (VHS-2): Causa brotes recurrentes de ampollas dolorosas. Incurable, pero manejable con antivirales.
- VPH (Virus del Papiloma Humano): El más común. Algunas cepas causan verrugas; las cepas de alto riesgo (como VPH 16 y 18) pueden causar cáncer. Incurable, pero las lesiones son tratables.
- Hepatitis B: Puede causar infección hepática crónica y cirrosis.
3. Causadas por Parásitos
- Tricomoniasis: Causada por un protozoo. Provoca inflamación y flujo fétido. Curable con medicamentos.
¿Cómo se transmite una enfermedad venérea?
La transmisión requiere generalmente el contacto íntimo piel con piel o mucosas, donde el agente infeccioso se encuentra en los fluidos corporales o en las lesiones.
- Contacto Sexual (Vía Principal):
- Penetración: Vaginal o anal.
- Contacto Oral-Genital: Algunas ITS (como el VPH, gonorrea, sífilis, herpes) se pueden transmitir por contacto oral.
- Fricción o Contacto Piel con Piel: Ciertas ITS (como el VPH, Herpes y Sífilis) pueden transmitirse por contacto íntimo con lesiones o piel infectada, incluso si no hay penetración.
- Vía No Sexual (Vías Secundarias):
- Madre a Hijo (Transmisión vertical): Durante el embarazo, el parto o la lactancia (VIH, Sífilis, Hepatitis B).
- Compartir Agujas: Para inyección de drogas o tatuajes/perforaciones (VIH, Hepatitis B y C).
- Transfusiones de Sangre: Aunque es muy raro debido a los controles actuales (VIH, Hepatitis B y C).
¿Cuál es la enfermedad venérea más peligrosa?
La peligrosidad de una ITS/ETS no solo se mide por su tasa de mortalidad, sino también por el impacto a largo plazo en la salud y la calidad de vida. Bajo este criterio, el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y el VPH (Virus del Papiloma Humano) son considerados los más peligrosos:
- VIH (Mayor Mortalidad/Inmunosupresión): Aunque los tratamientos antirretrovirales han transformado el pronóstico, el VIH sigue siendo el virus que, de no ser tratado, destruye el sistema inmunitario, dejando al cuerpo vulnerable a infecciones y cánceres oportunistas, llevando al desarrollo del SIDA y a la muerte.
- VPH (Mayor Morbilidad/Cáncer): El VPH es la ITS más común, y sus genotipos de alto riesgo (principalmente 16 y 18) son la causa principal del cáncer de cuello uterino, así como de un número creciente de cánceres de ano y orofaringe. Su peligrosidad reside en su alta prevalencia y en el riesgo silencioso de malignidad que conlleva una infección persistente.
Ambas infecciones requieren prevención (vacunación y sexo seguro) y detección temprana para mitigar su riesgo.
